Sunday, December 25, 2011

"Me usan y me tiran a la basura"

Joseph Harris estaba sentado a la mesa cuando su mujer irrumpió en el salón: '¡Te dejaste el fuego encendido!' Él ni siquiera recordaba haber cocinado aquella comida. Tenía entonces 55 años y estaba a punto de ser diagnosticado con demencia y pérdida de memoria a corto plazo.

Jugador de la Liga Nacional de Fútbol (NFL), a finales de los 70 con los 49ers de San Francisco y los Chicago Bears, Harris respiró y sudó fútbol americano desde su infancia. Se despertaba, levantaba pesas. Volvía del colegio, levantaba pesas. Aprendió rápido las indicaciones del entrenador: detener a cualquier jugador que intentara cruzar las líneas. "Usa la cabeza, haz el bloqueo con la cabeza, siempre con la cabeza".

Harris ha perdido la cuenta del número de conmociones cerebrales que sufrió, aunque ninguna le dejó en el banquillo. Antes de volver al campo los médicos le preguntaban cuántos dedos veía. Si contestaba que tres, le decían que golpeara "al del centro". "A los 27 años te sientes invencible, inmortal, nadie te puede hacer daño ni te puede lesionar, no lo entiendes hasta que envejeces y te das cuenta de que no eras invencible".

El veterano de los Chicago Bears es uno de los muchos jugadores de fútbol americano con lesiones derivadas del deporte y a los que la NFL, máxima institución deportiva en Estados Unidos, ha negado ayudas para cubrir sus gastos médicos. La Liga justifica la falta de apoyo a Harris, discapacitado, porque ya había cumplido 55 años en el momento de su diagnóstico. Aunque el verdadero problema durante décadas ha sido otro: la NFL no reconoció hasta hace dos años que existiera una conexión entre los traumatismos y el hecho de que un jugador tenga 19 veces más probabilidades de sufrir la enfermedad de Alzheimer que cualquier hombre entre 19 y 49 años, el triple de diagnósticos por depresión que un adulto ileso, o desarrolle demencia a edades más tempranas. Un juez aclarará la posible negligencia de la NFL gracias a las cuatro demandas interpuestas por 170 jugadores que acusan a la Liga de ocultar la gravedad de las lesiones que podían sufrir en el campo.

Las denuncias en contra de la NFL, que ingresa 9.300 millones de dólares al año (unos 7.000 millones de euros), son el resultado de una turbulenta década de investigaciones médicas, suicidios de jugadores que fueron símbolo de generación tras generación y una silenciosa revolución dentro de un deporte víctima de su propia cultura.

Como la cultura norteamericana, el fútbol exige disciplina, trabajo duro, sacrificio por los demás y logros individuales. El dolor, en la NFL como en la calle, es tabú. Sentarse en el banquillo es regalar la titularidad a un compañero. Los jugadores no dicen nada, los entrenadores están obligados a ganar el partido y los médicos no pueden sentar a un jugador hambriento por pasar a la historia.

La agresividad de los jugadores y dureza del juego no se condena en EE UU como en Europa. Nunca ha sido repudiada, sino glorificada. En 1985 Ronnie Lott, héroe de los 49ers de San Francisco se amputó en la banda su propio dedo meñique, aplastado tras un bloqueo. Pasar por el quirófano hipotecaba el resto de la temporada. En 1993, un anuncio de Nike alabó su historial: "Tres conmociones cerebrales, una pierna rota, dos operaciones de rodilla, rotura de clavícula y a saber cuántas fracturas nasales. No hay forma de que Ronnie siga jugando, debe haber perdido un tornillo. Un tornillo suelto, pónganlo en la lista".

***

Mike Webster, cuatro veces campeón de la Super Bowl con los Steelers de Pittsburg en los años 70, murió en 2002 a los 50 años. Arruinado, dormía en la estación de tren. "Vivía como un esquizofrénico", recuerda el autor de su autopsia, Bennet Omalu, neurocirujano de la Universidad de Virginia Oeste y codirector de su Instituto de Investigación del Cerebro. El certificado de defunción decía "muerte súbita", pero Omalu se empeñó en analizar su cerebro. Descubrió una acumulación anormal de proteínas en varias áreas, sólo detectada antes en boxeadores. Acababa de diagnosticar el primer caso de ECT, Encefalopatía Crónica Traumática, la versión de 'demencia pugilística' que padecen los jugadores de la NFL.

Al cabo de un año había encontrado un segundo caso. A los tres años, tenía seis. Hoy son veinticuatro. Todos presentaban el mismo historial: los primeros síntomas aparecieron una década después de retirarse, y se parecían mucho a los de una persona con trastorno bipolar. Cambios de humor, tendencias agresivas, trastornos obsesivo-compulsivos, insomnio, depresión, pérdida de memoria y de las funciones cognitivas. Omalu no dudó en relacionar los golpes que recibe un jugador en la cabeza en el terreno de juego y en los entrenamientos; las imágenes que veía en el microscopio y los síntomas de los que hablaban los jugadores antes de morir. Pero topó inmediatamente con la opinión de la NFL, que ha negado cualquier prueba científica hasta hace dos años.

En 2003, un ingeniero de la Universidad Virginia Tech hizo un estudio colocando sensores electrónicos en los cascos de los jugadores. En diez partidos y una treintena de entrenamientos contabilizó más de 3.300 impactos. El Colegio de Neurocirujanos de EEUU encontraría poco después que el 60 por ciento de los jugadores de la NFL ha padecido al menos un traumatismo craneoencefálico a lo largo de su carrera profesional. Uno de cada cuatro ha sufrido más de dos. Y ninguno tiene un casco suficientemente avanzado tecnológicamente que le proteja de los traumatismos. Porque no existe.

Médicos y expertos reconocen que los cascos sólo protegen ante los impactos agudos que causan fracturas óseas, pero no impiden las lesiones permanentes e irreparables en el cerebro. El hallazgo de Omalu precipitó una revolución en la NFL que dejó en evidencia a la industria de fabricantes de cascos e incitó la convocatoria de una audiencia en el Congreso que acabó en 2007 con la dimisión del jefe médico de la Liga, un profesional sin experiencia en neurocirugía y que siempre negó la validez de los estudios de Omalu.

Su sucesor, Richard Ellenbogen, quiere cambiar la historia y se plantea estos días si hacen falta nuevas normas de juego para proteger la salud de los jugadores. El jefe de neurocirugía del Hospital Harborview de Seattle reconoce que las características de los jugadores sólo agravan las lesiones. Según la revista TIME, el peso medio de los futbolistas ha aumentado un 10 por ciento desde 1985. La media actual está en los 112 kilos y, mientras que hace 20 años el bloqueador más grande pesaba 127 kilos, Michael Jasper batió récords en el último draft con sus 178 kilos. "Estamos hablando de superatletas. Es un deporte extremadamente físico y no podemos deshacernos de ese componente violento, aunque debemos mejorar la seguridad".

Ellenbogen trabaja con veteranos como George Visger, quien sugiere que se eliminen los cascos para que los futbolistas dejen de usar la cabeza. En su primer encuentro a nivel profesional recibió entre 25 y 30 golpes en la cabeza. "Iba a la banda, me daban sales de amonio como a los boxeadores, y seguía jugando", recuerda.

La carrera de Visger con los 49ers de San Francisco terminó aquella primera temporada. A comienzos de 1981 fue diagnosticado con hidrocefalia y cuatro meses después de la final de la Super Bowl había pasado dos veces por el quirófano. Con 53 años, ha sobrevivido a nueve operaciones para liberar la presión intracraneal producida por la acumulación de líquido cefalorraquídeo en el cerebro. Suple la falta de memoria a corto plazo tomando notas de todo lo que se le ocurre, hace tres meses que perdió su casa, vive en un motel y ya ha ganado su primer pleito con la NFL, que le indemnizó por lesiones en el lugar de trabajo, el campo de juego. Su nombre está entre los 170 exjugadores que denuncian a la NFL.

Algunos de los futbolistas en las mismas circunstancias que Visger tienen derecho a una pensión de 250 dólares al mes (191 euros). El máximo al que pueden acceder son 40.000 dólares (30.600 euros) anuales por discapacidad total, pero para eso la NFL tiene que reconocer antes que las lesiones son derivadas del fútbol. Visger ni siquiera cualifica para la prestación mínima porque sólo jugó un año de los cuatro requeridos para recibir la pensión. "Les denuncio porque me han utilizado, me han tirado a la basura como si fuera el trozo de una máquina estropeada. Ni siquiera sabía a cuánta gente habían tratado igual de mal que a mí". Harris, que no cambiaría un minuto en el campo por nada y hubiera jugado gratis, confiesa que la negligencia de la NFL le hace sentir utilizado "peor que a un esclavo".

***

Dave Duerson, ganador de dos títulos con los Chicago Bears, apareció muerto en su apartamento en Miami el pasado 17 de febrero. Estrella de la NFL a comienzos de los 80, se suicidó de un disparo al corazón. Horas antes había mandado un mensaje de texto a su ex mujer, de la que se había divorciado cuatro años antes, pidiéndole perdón "por la persona en la que se había convertido". Un mensaje similar le llegó a su prometida. Y en la mesilla, una larga carta de despedida con posdata: "Por favor, noten que dono mi cerebro al Banco de Cerebros de la NFL".

La muerte de Duerson está considerada como un momento clave en el cambio que vive la Liga. Si Muhammad Ali, rey del boxeo que padece Párkinson desde hace 27 años ha servido para asociar deporte y enfermedad, el suicido de Duerson, que se disparó en su propio corazón para salvar su cerebro, podría hacer lo mismo para las próximas generaciones de seguidores y jugadores de la NFL.

La demencia causada por traumatismos craneoencefálicos fue diagnosticada por primera vez en 1929, en un boxeador. Tomó entonces el nombre de 'demencia pugilística'. "La mayoría de nosotros creció sabiendo exactamente lo que significaba, el público era consciente de que un número importante de boxeadores [un 20 por ciento] desarrollaban demencia y eso es un logro importante", comenta Julian Bailes, colaborador de Omalu y director del Departamento de Neurocirugía del Instituto Neurológico Northshore, en Illinois. Pero desde los años 20 hasta que el doctor Omalu diagnosticara el primer caso de CTE en un exjugador, la NFL se ha empeñado en separar ambas cosas. La institución no investigó las lesiones cerebrales en jugadores hasta 1994, con la creación de un Comité de Lesiones Cerebrales Leves. Diez años después publicaron los resultados del estudio, concluyendo que como "un porcentaje importante de jugadores regresan al campo en el mismo partido en el que sufrieron un golpe y la mayoría de ellos fueron alejados de cualquier actividad física durante menos de una semana, los traumatismos cerebrales en el fútbol no son lesiones graves".

La ceguera histórica de la NFL ante estos daños, combinada con el silencio de los jugadores en torno a sus propias lesiones y una cultura que valora el heroísmo por encima de la salud, fue el ingrediente explosivo de un cóctel que obligaría a dejar la protección de los futbolistas para más tarde. Cualquier cambio de las normas de juego siempre resultó demasiado tímido. En 1962, la NFL prohibió agarrar del casco a otro futbolista. En 1976 penalizó con un retroceso de cinco yardas por atrapar el casco de un oponente y quince si lo retorcía o arrancaba. Un año después prohibió agarrar con las manos el cuello, rostro o cabeza de un contrincante. Y a partir de 1979, vetó golpear, chocar o aplastar el cuerpo de un oponente utilizando el casco por considerarlo "brutalidad innecesaria".

Los jugadores siempre encontraron otro modo de parar al rival. En 2005, la NFL revisó todas las faltas cometidas durante la temporada anterior y encontró que un tipo de bloqueo, agarrando la parte posterior de las hombreras a la altura del cuello, causó seis lesiones graves. En cuatro de ellas un mismo jugador rompió las piernas a otros cuatro. En la siguiente temporada esta táctica quedó prohibida, pero fue legal durante dos años más en las categorías inferiores.

Más de un millón de menores de edad practican fútbol, y unos 60.000 sufren un traumatismo craneal cada año, según la Revista de Entrenamientos Deportivos, recibiendo golpes en su cerebro cuando éste no ha terminado de desarrollarse. Tanto ellos como sus padres viven cegados por el ansia de convertirse en millonarios, algo que ni siquiera consiguen el 80% de los jugadores profesionales. Ellenbogen reconoce que la NFL debe educar al público igual que a los jugadores sobre los riesgos a los que se enfrentan: "Hagamos lo que hagamos a nivel profesional, tendrá consecuencias para los más jóvenes".

Y cada fin de semana un nuevo susto amenaza con confirmar las estadísticas. El 16 de octubre de 2008 Ryne Dougherty murió de una hemorragia cerebral tres días después de desmayarse en el terreno de juego tras un bloqueo. Un año después, un estudiante de un instituto de Carolina del Norte se desmayó por un traumatismo craneal durante un partido. A los dos días recuperó el permiso para jugar, habían desaparecido los síntomas. Falleció por el llamado "síndrome del segundo impacto": ninguno de los golpes fue suficientemente violento para matarle, pero la acumulación de lesiones sí acabó con su vida.

No sería hasta la temporada 2009-2010 cuando la NFL prohibió volver al campo en el mismo partido donde se ha sufrido un traumatismo craneal. Habían pasado 90 años desde de que la medicina estableciera que un golpe severo en la cabeza puede causar daños cerebrales y siete desde que el doctor Omalu diagnosticara por primera vez ECT en un futbolista. A finales de 2009, la NFL reconocía que los traumatismos pueden derivar en demencia, pérdida de memoria, ECT y otros síntomas enviando un comunicado a todos los jugadores y entrenadores.

Desde entonces el cambio ha sido radical. La Liga establece ahora que un jugador que padezca un traumatismo craneal estará de baja un mínimo de dos semanas y -a diferencia de otros deportes- ha desautorizado a los médicos del equipo para determinar si puede volver al campo o no. Deberá hacerlo un facultativo no asociado al fútbol. Cuando un jugador pierde la consciencia o sufre un golpe severo en la cabeza, se le confisca el casco para impedir que vuelva al campo, sigue una serie de pruebas médicas y entrenamientos hasta determinar que los síntomas desaparecen y debe superar un examen neurológico antes de recibir el alta. "Se trata de impedir que sufran múltiples traumatismos craneales seguidos", dice Ellenbogen, el nuevo director médico de la Liga.

Para doctores como Omalu sigue sin ser suficiente. Recomienda al menos tres meses de baja porque el cerebro no tiene la capacidad para regenerar tejido cuando se destruye por un golpe. "Si el tiempo medio de baja por una fractura ósea es de tres meses, ¿por qué en el caso de un traumatismo craneal tiene que ser menos? Puede que no sufran ningún tipo de síntomas pero el daño celular está ahí".

***

Esa lesión que décadas después se convertirá en un mar de puntos marrones en el cerebro y que, a falta de un método para detectar los daños mientras el jugador todavía vive, sólo adivinará un microscopio, resulta apenas imperceptible. Tanto a los jugadores, como a los árbitros, entrenadores y los tres médicos que supervisan el juego desde las bandas. ¿Se puede acusar a la NFL de ocultar información a los futbolistas? Los 170 demandantes creen que sí y alguno de ellos ya ha ganado denuncias similares. Mientras llega la respuesta del juez a una de las cuatro demandas pendientes, otra duda ahoga a jugadores y aficionados. Si el fútbol americano se queda sin la agresividad de sus jugadores, ¿sigue siendo fútbol americano?
En EE UU el fútbol ha sido elevado a expresión artística. "De la misma manera que la sociedad americana está orgullosa de su democracia y la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, el fútbol -como EE UU- no sería nada sin la innovación", explica Peter Wogan, antropólogo e investigador de este deporte. Y esa adorada creatividad cobra en el campo la imagen del delantero que, balón en mano, inventa recortes de puntillas mientras huye delante de la defensa.

El fútbol como metáfora física de nuestros miedos, del peligro, la adrenalina al conseguir escapar. El entrenador empuja a sus jugadores a "conquistar al rival", "atacarle con toda su rabia" "bombardearles" o "atacarles por sorpresa", con las mismas metáforas que los veteranos de la Segunda Guerra Mundial traían de Europa mientras el fútbol se convertía en deporte de masas en EE UU en los años 40.

"La táctica de un equipo intentando sobrepasar al otro, en dos líneas enfrentadas, es la misma que la de los ejércitos del siglo pasado", explica Wogan. "Dos grupos de hombres coordinados, sincronizados y que deben avanzar como uno solo". Atados al compromiso de salvar al equipo, llevarle a la victoria, rescatar a un soldado herido, ocultar los puntos débiles, bloquear al rival. La misma lógica que hace del soldado herido un héroe cuando vuelve al frente para seguir luchando, logó que Lott regresara con un dedo semi amputado para terminar el partido. "Los jugadores siguen en el campo por sus compañeros, así que no creo que la violencia sea gratuita", dice el antropólogo.

"No vamos a conseguir que no jueguen tan duro, pero sí que sean más conscientes de los riesgos. Dentro de cinco o diez años podríamos estar hablando de un deporte distinto", afirma Ellenbogen, para quien el debate es aún más amplio. No se trata ya de resolver si el problema es el fútbol o sus normas. "Estamos hablando de algo que trasciende la liga americana, afecta a jugadores de fútbol en Europa, de hockey sobre hielo, ciclistas o víctimas de accidentes de tráfico". Varios centros médicos estadounidenses, incluido el Instituto Nacional de Salud, desarrollan investigaciones relacionadas con ECT que empezaron en 2002, con la autopsia de Waters a manos de Omalu y puede terminar favoreciendo a los veteranos que regresan ahora de Irak y Afganistán con sus cerebros martilleados por explosiones y atentados. Su primer objetivo: encontrar un examen médico que detecte las lesiones en vida.

http://www.elpais.com/articulo/reportajes/usan/tiran/basura/elpepusocdmg/20111225elpdmgrep_6/Tes

Tuesday, October 4, 2011

Autopsia del desarraigo - Entrevista a Tahar Ben Jelloun

Tahar ben Jelloun narra en su novela "El retorno" la historia del inmigrante magrebí “tratado como un perro” en su tierra de origen y “como un asno” en la de acogida. Pero el premio Goncourt marroquí también manifiesta su esperanza en ese combate por la recuperación de la dignidad de los árabes que son las revueltas en el norte de África.

EMIGRADO DESDE una polvorienta aldea bereber del sur de Marruecos, Mohamed lleva cuarenta años trabajando en Francia, en una fábrica de automóviles. Siempre ha vivido en el mismo suburbio parisiense y allí han nacido y crecido sus cinco hijos. Ahora le ha llegado la hora de la jubilación y no sabe qué hacer con lo que pueda quedarle de vida. Así que decide regresar a su aldea natal y construir allí una gran mansión para toda su familia. Pero sus hijos no le siguen en este viaje al sur primigenio, el torbellino de Francia se los ha tragado.


Esta es la historia de "El retorno" (Alianza), el último libro de Tahar ben Jelloun. Nacido en Fez en 1944 e instalado en París desde muy joven, autor en lengua francesa y premio Goncourt en 1987, de pálido rostro lunar, Ben Jelloun está hoy ligeramente acatarrado, carraspea y tose con frecuencia. Faltan solo dos días para el comienzo oficial del otoño y aunque la luz del sol entra por las ventanas del salón de su apartamento en la Rue Broca, en París hace más bien fresquete y la gente camina ya por las calles con cazadoras de cuero.

PREGUNTA. 
La de Tahar, es una historia triste, muy triste, ¿no le parece?
RESPUESTA. Es una historia triste, por supuesto. Le pasa a un marroquí, pero, tiempo atrás, podría haberle pasado a un español, un portugués o un italiano, y hoy podría pasarle a un peruano o un chino. Es la historia de alguien que ha dedicado toda su vida al trabajo, un trabajo que, de alguna manera, le protegía, le daba cierta seguridad interior. Y de un día para otro, ya no hay trabajo, ya no hay seguridad, se queda desnudo, sin saber qué hacer con su jubilación. Es patético pero es verdadero. He conocido a gente así, gente de una tristeza desesperada. Para los trabajadores nacidos en este país, para los franceses, la jubilación puede ser una oportunidad para hacer cosas que no podían hacer, como practicar deporte, viajar, desarrollar una afición, pero un inmigrante puede quedarse repentinamente vacío.

P. 
Cierto, "El Retorno" no es solo un libro sobre la jubilación, trata de la jubilación no deseada de un marroquí emigrado a Francia. Mohamed no hacía aquí otra cosa que trabajar, vivía en este país como en una burbuja. Y lo más horrible es que cuando vuelve a Marruecos descubre que ha perdido a sus hijos
R. Sí, Mohamed, que ha sido muy cuerdo en Francia, se vuelve loco al regresar a Marruecos. Construye en su aldea una casa surrealista, inhabitable. Se gasta todo su dinero en esa casa, intentando materializar el sueño de unidad familiar que tenían sus padres y abuelos, un sueño de hace un siglo. Y se va hundiendo en la locura.

P. Es curioso: usted ha escrito de un modo realista las tres cuartas del libro que transcurren en Francia, pero cuando Mohamed vuelve a Marruecos la cosa empieza a ser mágica, cada vez más mágica. Mohamed va a terminar siendo un santo y su casa, un morabito. Y antes han aparecido en la narración los amuletos contra el mal de ojo, los curanderos y los brujos.
R. Es que Francia no es un país que haga soñar. En cambio, sí que hay algo mágico en Marruecos, yo diría que como en la Andalucía de antes. Es la belleza del país y es también la especie de poesía que hay en las relaciones entre la gente. Allí todo es posible.

P. 
Querría hablar ahora de animales. En "El Retorno" usted escribe que cuando Mohamed está en Francia se comporta como, literalmente, un borrico: laborioso, manso, humilde, rutinario, intentando pasar desapercibido. El propio Mohamed reflexiona así en la novela: "¿Qué podemos hacer? Que se nos vea lo menos posible, somos expertos en no hacernos notar". Y en otro libro suyo publicado hace poco en España,

La primavera árabe (Alianza), un ensayo sobre las actuales revueltas democráticas en el norte de África y Oriente Próximo, usted dice que los árabes son tratados como perros en sus países por sus propios Gobiernos. El amargo destino del árabe contemporáneo sería, pues, trabajar como un burro en Europa y ser tratado como un perro al sur del Mediterráneo.
R. Algo así. En los países árabes que te llamen perro es el peor de los insultos. En la época de Hassan II, la primera cosa que la Policía le decía a un opositor era: "Acércate, perro". El opositor era un perro o un hijo de perra. Y aquí, en Francia, los inmigrantes magrebíes son considerados como ganado. Para todo: en el trabajo y en la vivienda, en esos suburbios donde uno solo puede sentirse desdichado. Sí, en este lado del Mediterráneo son bestias y en el otro también. Pero, en fin, esa es la condición del pobre. El pobre es el que ha sido desposeído. En el caso de los inmigrantes magrebíes, como antes de los italianos, españoles o portugueses, de lo que se les ha desposeído es del campo, del sitio y de la cultura de donde proceden.

P. Comparto la lectura que hace usted en La primavera árabede las revueltas que han sacudido este año Túnez, Egipto, Libia, Siria y otros países. Son combates por la libertad, los derechos y la democracia, pero sobre todo son combates por la dignidad. Al árabe se le negaba la dignidad en Europa y, lo que es más grave, en su mismísima tierra. Hasta que se puso a reivindicar su humanidad.
R. Así es como yo lo veo y no sé si los europeos se dan cuenta de veras de lo que está pasando. En Siria, por ejemplo, la gente baja desarmada a la calle todos los días para recibir balazos. Sale de su casa sin saber si volverá por la noche. Y sigue saliendo. A manifestarse. Y no por el pan o por el empleo. Se manifiesta por la libertad y la dignidad, para que se respete su integridad física y moral, se le reconozca, como usted dice, su humanidad. Y esto es nuevo. Es la primera vez que en el mundo árabe vemos manifestaciones no contra el exterior, contra el sionismo, contra Occidente, no; las manifestaciones son contra los canallas que nos gobiernan y nos despojan de nuestra condición de seres humanos. Si en Túnez, Egipto o Libia hubiera habido manifestaciones para mejorar los salarios, Ben Ali, Mubarak o Gadafi podrían haber cedido y haberlos subido un diez por ciento. Pero la gente no pedía eso. Pedía mucho más que eso. Llega un momento en que el humillado se niega a seguir viviendo de rodillas, esta es una verdad universal.

P. Vayamos, si le parece, a su país natal, a Marruecos. Usted se ha pronunciado favorablemente sobre el deseo de cambio político del rey Mohamed VI, afirma que ahora se puede respirar allí más libremente y que los emigrantes ya no son desvalijados por los aduaneros cuando regresan a pasar las vacaciones. También se lo hace decir en la novela a Mohamed, quien dice del actual monarca: "Es un buen tipo, lo contrario de su padre".
R. Sí.

P. Pero en El retorno también recuerda que allí persisten la pobreza, las desigualdades y la corrupción.
R. Sí.

P. Son cosas que no pueden cambiarse con una mera reforma de la Constitución.
R. No. Y de hecho por eso estoy implicado personalmente en la lucha contra la corrupción en Marruecos. La corrupción lo pudre todo; se puede hacer una nueva Constitución, se pueden celebrar elecciones estupendas que den paso a un nuevo Parlamento, pero mientras persista la corrupción es como si no se hubiera hecho nada. Hay que hacer una Marcha Verde contra la corrupción, hay que cambiar las mentalidades y eso no lo pueden hacer de un plumazo ni el rey ni nadie. Habría que empezar por la escuela primaria. Pido para Marruecos una pedagogía que haga socialmente repugnante la corrupción, que se diga que del mismo modo que no se puede robar, mentir o matar, no se puede corromper ni ser corrompido. Y si no se empieza con los niños, no hay nada que hacer.

P. Esto me trae a la cabeza la visión del islam del protagonista de El retorno. Mohamed es un buen musulmán, pero la religión que practica es muy sencilla. n un momento dado, él mismo dice que el islam es fácil de entender: lo importante ante los ojos de Dios es el modo en que tratas a la gente, especialmente a los débiles y los pobres. De modo que lo que hay que hacer, concluye, es rezar y no hacer daño a los demás.
R. Eso es lo que me explicaba mi padre cuando yo era pequeño, cuando tenía cinco o seis años. Vivíamos en Fez y en invierno hacía mucho frío en nuestra casa, que no tenía calefacción ni agua caliente. or las mañanas, el agua para hacer las abluciones antes de la oración estaba helada y yo temblaba de frío. Y un día mi padre me dijo: "Escucha, hijo, puedes saltarte las oraciones. Lo esencial del islam es ser limpio, respetar a tus padres y profesores y no mentir, no robar, etcétera". Creo que, en el fondo, todas las religiones comparten esta misma moral básica. Lo que complica las cosas son algunas interpretaciones que hacen unos y otros. Cuando las interpretaciones son literales, al pie de la letra, entramos de lleno en el fanatismo y la estupidez.

P. Acabo de leer en Le Monde de hoy que una treintena de tumbas musulmanas en el cementerio de Carcassonne han sido profanadas. Eran tumbas de magrebíes que habían muerto luchando por Francia en las guerras mundiales y les han pintado encima cruces gamadas. El periódico añade que, hace un año, un vandalismo semejante tuvo lugar en un cementerio de Estrasburgo. Lo llamativo es que la noticia es apenas un breve en página par y bajo la rúbrica Faits divers,
sucesos. Como si la islamofobia fuera algo banal, sin la menor importancia, sin la menor dimensión ideológica, política, social y cultural. Y sin embargo, la islamofobia se extiende por Europa sustituyendo al viejo antisemitismo. Ahí está la matanza del ultraderechista de Noruega.
R. Hay dos elementos en la satanización actual del islam. Por una parte, la extrema derecha está haciendo sus campañas basándose en el miedo al islam, diciendo que los musulmanes están invadiendo Europa y van a cambiar las vidas cotidianas de los europeos. Y por otra, los islamistas fanáticos les regalan argumentos en un plato de oro. El año pasado estuve en Suecia, en Goteborg, y me reuní con los marroquíes de allí. Me dijeron: "Basta con que dos o tres imbéciles hagan algo escandaloso para que recaiga sobre todos nosotros". El lío que se montó en Francia con lo del velo islámico integral me pareció, por ejemplo, excesivo. ¿Había que hacer todo ese ruido por unas dos mil mujeres que llevaban esa prenda en Francia? ¿Era ese el gran problema de Francia que había que solucionar con urgencia y de modo expeditivo? No soy una persona religiosa y es obvio que estoy en contra del velo integral, pero cuando una determinada versión de una religión se confunde con toda una comunidad y se rechaza a toda esa comunidad por los excesos de algunos, ah, entonces hemos entrado de lleno en el racismo facilón.

P. Afortunadamente ha llegado la primavera árabe para comenzar a levantar ciertos velos en las miradas occidentales.
R. Sí, ha habido la primavera árabe y ha habido también muchas matanzas de musulmanes hechas por Al Qaeda. Se calcula que la organización de Bin Laden ha matado a unas 9.500 personas en todo el mundo, de las cuales más de 6.000 eran musulmanes. Ahora, la primavera árabe está expresando de modo formidable el fracaso del islamismo político. Y sobre todo de ese fantasma del islamismo en las cabezas occidentales del que se beneficiaban los Ben Ali y Mubarak.
P. Escribió El retorno entre 2005 y 2008. ¿Sería ahora más optimista tras la primavera árabe?
R. No creo. La primavera árabe no aporta gran cosa a los inmigrantes, su vida está aquí, en Francia, en los países europeos. Pero lo importante es que bastantes de sus hijos han participado en las revueltas árabes en Túnez, Egipto o Libia. Conozco a jóvenes nacidos en Francia o en Inglaterra que han vuelto a los países de sus padres para participar en las luchas actuales. Eso es muy estimulante.

P. Me pregunto si no ha pensado usted en volver a vivir en Marruecos, a ese país de la leche de almendra y el agua de rosas con el que sueña Mohamed.
R. Sí, claro. De hecho, volví a Marruecos en 2006 con la intención de quedarme allí, pero me resultó difícil. Para vivir en Marruecos hay que conocer los códigos y, aunque yo los conozco, me fatigan. Tuve, además, malas experiencias familiares, así que terminé regresando a París. Amo a Marruecos, pero hay dos cosas que no soporto, y son la falta de seriedad y la corrupción.

P. ¿Y qué significa París para usted?
R. Una especie de refugio.

P. Voy a preguntarle muy directamente dónde querría ser enterrado. ¿Aquí, en Francia, o en Marruecos?
R. No se preocupe, mis hijos me lo han preguntado también y les he respondido que en Marruecos. Me gustan los cementerios marroquíes; son caóticos, sí, pero abiertos y luminosos, menos siniestros que los franceses. Jean Genet hizo bien en hacerse enterrar en Larache. Y Claudio Bravo en Tarudant, en su casa en el desierto.

http://www.elpais.com/articulo/portada/Tahar_ben_Jelloun/Autopsia/desarraigo/elpepuculbab/20110924elpbabpor_1/Tes

Monday, September 12, 2011

Why Gaddafi got a red card

By Pepe Escobar 

Surveying the Libyan wasteland out of a cozy room crammed with wafer-thin LCDs in a Pyongyang palace, the Democratic People's Republic of Korea's Dear Leader, Kim Jong-il, must have been stunned as he contemplated Colonel Muammar Gaddafi's predicament.

"What a fool," the Dear Leader predictably murmurs. No wonder. He knows how The Big G virtually signed his death sentence that day in 2003 when he accepted the suggestion of his irrepressibly nasty offspring - all infatuated with Europe - to dump his weapons of mass destruction program and place the future of the regime in the hands of the North Atlantic Treaty Organization (NATO).

Granted, Saif al-Islam, Mutassim, Khamis and the rest of the Gaddafi clan still couldn't tell the difference between partying hard in St Tropez and getting bombed by Mirages and Rafales. But Big G, wherever he is, in Sirte, in the central desert or in a silent caravan to Algeria, must be cursing them to eternity.

He thought he was a NATO partner. Now NATO wants to blow his head off. What kind of partnership is this?

The Sunni monarchical dictator in Bahrain stays; no "humanitarian" bombs over Manama, no price on his head. The House of Saud club of dictators stays; no "humanitarian" bombs over Riyadh, Dubai or Doha - no price on their Western-loving gilded heads. Even the Syrian dictator is getting a break - so far.

So the question, asked by many an Asia Times Online reader, is inevitable: what was the crucial red line crossed by Gaddafi that got him a red card?

'Revolution' made in France
There are enough red lines crossed by The Big G - and enough red cards - to turn this whole computer screen blood red.

Let's start with the basics. The Frogs did it. It's always worth repeating; this is a French war. The Americans don't even call it a war; it's a "kinetic action" or something. The "rebel" Transitional National Council" (TNC) is a French invention.

And yes - this is above all neo-Napoleonic President Nicolas Sarkozy's war. He's the George Clooney character in the movie (poor Clooney). Everybody else, from David of Arabia Cameron to Nobel Peace Prize winner and multiple war developer Barack Obama, are supporting actors.

As already reported by Asia Times Online, this war started in October 2010 when Gaddafi's chief of protocol, Nuri Mesmari, defected to Paris, was approached by French intelligence and for all practical purposes a military coup d'etat was concocted, involving defectors in Cyrenaica.

Sarko had a bag full of motives to exact revenge on The Big G.

French banks had told him that Gaddafi was about to transfer his billions of euros to Chinese banks. Thus Gaddafi could not by any means become an example to other Arab nations or sovereign funds.

French corporations told Sarko that Gaddafi had decided not to buy Rafale fighters anymore, and not to hire the French to build a nuclear plant; he was more concerned in investing in social services.

Energy giant Total wanted a much bigger piece of the Libyan energy cake - which was being largely eaten, on the European side, by Italy's ENI, especially because Premier Silvio "bunga bunga" Berlusconi, a certified Big G fan, had clinched a complex deal with Gaddafi.

Thus the military coup was perfected in Paris until December; the first popular demonstrations in Cyrenaica in February - largely instigated by the plotters - were hijacked. The self-promoting philosopher Bernard Henri-Levy flew his white shirt over an open torso to Benghazi to meet the "rebels" and phone Sarkozy, virtually ordering him to recognize them in early March as legitimate (not that Sarko needed any encouragement).

The TNC was invented in Paris, but the United Nations also duly gobbled it up as the "legitimate" government of Libya - just as NATO did not have a UN mandate to go from a no-fly zone to indiscriminate "humanitarian" bombing, culminating with the current siege of Sirte.

The French and the British redacted what would become UN Resolution 1973. Washington merrily joined the party. The US State Department brokered a deal with the House of Saud through which the Saudis would guarantee an Arab League vote as a prelude for the UN resolution, and in exchange would be left alone to repress any pro-democracy protests in the Persian Gulf, as they did, savagely, in Bahrain.

The Gulf Cooperation Council (GCC - then transmuted into Gulf Counter-Revolution Club) also had tons of reasons to get rid of Gaddafi. The Saudis would love to accommodate a friendly emirate in northern Africa, especially by getting rid of the ultra-bad blood between Gaddafi and King Abdullah. The Emirates wanted a new place to invest and "develop". Qatar, very cozy with Sarko, wanted to make money - as in handling the new oil sales of the "legitimate" rebels.

United States Secretary of State Hillary Clinton may be very cozy with the House of Saud or the murderous al-Khalifas in Bahrain. But the State Department heavily blasted Gaddafi for his "increasingly nationalistic policies in the energy sector"; and also for "Libyanizing" the economy.

The Big G, a wily player, should have seen the writing on the wall. Since prime minister Mohammad Mossadegh was deposed essentially by the Central Intelligence Agency in Iran in 1953, the rule is that you don't antagonize globalized Big Oil. Not to mention the international financial/banking system - promoting subversive ideas such as turning your economy to the benefit of your local population.

If you're pro-your country you are automatically against those who rule - Western banks, mega-corporations, shady "investors" out to profit from whatever your country produces.

Gaddafi not only crossed all these red lines but he also tried to sneak out of the petrodollar; he tried to sell to Africa the idea of a unified currency, the gold dinar (most African countries supported it); he invested in a multibillion dollar project - the Great Man-Made River, a network of pipelines pumping fresh water from the desert to the Mediterranean coast - without genuflecting at the alter of the World Bank; he invested in social programs in poor, sub-Saharan countries; he financed the African Bank, thus allowing scores of nations to bypass, once again, the World Bank and especially the International Monetary Fund; he financed an African-wide telecom system that bypassed Western networks; he raised living standards in Libya. The list is endless.

Why didn't I call Pyongyang
And then there's the crucial Pentagon/Africom/NATO military angle. No one in Africa wanted to host an Africom base; Africom was invented during the George W Bush administration as a means to coerce and control Africa on the spot, and to covertly fight China's commercial advances.

So Africom was forced to settle in that most African of places; Stuttgart, Germany.

The ink on UN Resolution 1973 was barely settled when Africom, for all practical purposes, started the bombing of Libya with over 150 Tomahawks - before command was transferred to NATO. That was Africom's first African war, and a prelude of thing to come. Setting up a permanent base in Libya will be practically a done deal - part of a neo-colonial militarization of not only northern Africa but the whole continent.

NATO's agenda of dominating the whole Mediterranean as a NATO lake is as bold as Africom's agenda of becoming Africa's Robocop. The only trouble spots were Libya, Syria and Lebanon - the three countries not NATO members or linked with NATO via myriad "partnerships".

To understand NATO's global Robocop role - legitimized by the UN - one just has to pay attention to the horse's mouth, NATO secretary general Anders Fogh Rasmussen. As Tripoli was still being bombed, he said, "If you're not able to deploy troops beyond your borders, then you can't exert influence internationally, and then that gap will be filled by emerging powers that don't necessarily share your values and thinking."

So there it is, out in the open. NATO is a Western high-tech militia to defend American and European interests, to isolate the interests of the emerging BRICS countries and others, and to keep the "natives", be they Africans or Asians, down. The whole lot much easier to accomplish as the scam is disguised by R2P - "responsibility to protect", not civilians, but the subsequent plunder.

Against all these odds, no wonder The Big G was bound for a red card, and to be banned from the game forever.

Only a few hours before The Big G had to start fighting for his life, the Dear Leader was drinking Russian champagne with President Dmitry Medvedev, talking about an upcoming Pipelineistan gambit and casually evoking his willingness to talk about his still active nuclear arsenal.

That sums up why the Dear Leader is going up while The Big G is going down.

http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/MI01Ak02.html

En Español:  http://www.kaosenlared.net/noticia/sacaron-tarjeta-roja-gadafi

Thursday, May 5, 2011

Los dibujos prohibidos de la Alhambra

 En 1959, durante la restauración del Salón de Embajadores del Palacio de Comares de la Alhambra, aparecieron unas pinturas a las que se dio poca importancia detrás de las piezas de madera que recubren el techo. Aquella vez se pensó que se trataba de una anécdota o que aquellos motivos florales habían sido realizados para que los artesanos supieran el orden de las piezas.

Hace unos meses, los restauradores del monumento se llevaron una nueva sorpresa. Durante su trabajo en el Mirador de Lindaraja, al descolgar la madera y la yesería, encontraron una colección de más de 80 dibujos que fueron realizados por los artesanos que trabajaron en la decoración del palacio nazarí. "La Alhambra ha sido muy restaurada, ha sufrido muchos cambios. Sin embargo, esos dibujos han permanecido ocultos y se encuentran en su estado original, son totalmente auténticos, lo que los hace muy valiosos", explicó la directora del Patronato de la Alhambra y el Generalife, María del Mar Villafranca.

Los dibujos son de muy diversos tipos y sus pigmentos son originales y nunca han sido retocados. Vegetales, animales fantásticos, versículos del Corán que están pendientes de ser traducidos, instrucciones de montaje para los artesanos... y una auténtica joya para los estudiosos del arte nazarí. En el reverso de una estrella del alfarje ataujerado del Patio de los Leones ha aparecido la figura de un hombre con barba blanca y turbante. Se trata de una figura antropomorfa. La cabeza se encuentra sobre un cuerpo de animal que podría tratarse de un perro o de un gato. El trazo es perfecto y la imagen puede contemplarse como si hubiera sido hecha ayer, sin haberse visto afectada por la humedad de siglos que sí ha mermado la madera del conjunto.

"Es muy complicado saber a qué obedecen pero intuimos que se trata de creaciones espontáneas que fueron realizadas por diversión sin que nunca llegasen a formar parte de la decoración del palacio", aclara Elena Correa, jefa del Departamento de Restauración, que en los últimos años ha encontrado muy diferentes tesoros escondidos entre las paredes de la Alhambra, que parecen ser una fuente inagotable de historias y curiosidades.

El hecho de que haya aparecido una representación humana no es una cuestión despreciable teniendo en cuenta que en la mayor parte del arte musulmán fueron prohibidas. "Dentro del arte musulmán hay que distinguir diferentes épocas. Cuando se realizaba una interpretación literal del Corán eran prohibidas, así que lo más habitual es no encontrarlas. Se trata de un descubrimiento como poco muy original y que demuestra que en la época nazarí había artistas que desafiaban la prohibición y representaban animales y personas", dijo Villafranca. El Corán explica que es imposible tener una imagen de Dios, pero además sugiere la idea de que ningún artista puede competir con la divinidad en la creación de seres reales. Esta reflexión ha tenido una importantísima repercusión en la historia del arte musulmán, hasta el punto de que se haya evitado y perseguido utilizar en obras artísticas cualquier imagen relacionada con el cuerpo humano, salvo en aquellas expresamente ligadas a la ornamentación de estancias privadas. De ahí la atracción por las formas geométricas con sus características tonalidades oro y rojo.

"Durante la decoración de la Alhambra sin duda no estaban bien vistas estas figuras. Sus autores serían perseguidos, por lo que debió existir algún temor en quienes las hicieron. Todos estos dibujos fueron tapados, fueron simples travesuras", considera Villafranca, que no descarta tampoco que fueran "una forma de ejercitarse" de los artesanos, una vez que se ha comprobado que no existe ningún tipo de relación entre los dibujos y la pieza que se encontraba sobre ellos.

Estas travesuras en algunas regiones fueron a más, porque existía una mayor tolerancia. En el desierto sirio se encuentra el palacio de Msatta, de principios del siglo VIII, en el que puede apreciarse una clara distinción entre las dependencias laicas y religiosas. En las primeras hay representaciones zoomórficas con una finalidad únicamente decorativa. Los dibujos de la Alhambra guardan algunas similitudes pero son mucho más espontáneos y de trazo más urgente, lo que sugiere que fueron realizadas de forma clandestina.

"No hay una pauta fija. Son muy espontáneas y eso obliga a estudiarlas de una forma muy cuidadosa. No queremos que se conviertan solo en una referencia en un libro de historia del arte, sino hacer un trabajo lo más científico posible sobre ellas", señala Elena Correa.

Además de la representación humana, algunos de los dibujos fueron firmados, algo también muy extraño en el arte musulmán. "Los artesanos nazaríes no dejaban su firma, trabajaban de forma anónima. Es posible que se tratara de alguien muy relevante en los trabajos de decoración. Hay que tener en cuenta que la idea de artista que tenemos hoy día no tenía cabida en su concepción del mundo. Quienes hicieron esos dibujos eran simples trabajadores, artesanos de un taller", explica la restauradora.

Son muchos los misterios que rodean a los dibujos y muchas las respuestas que llegarán fruto del trabajo de los investigadores que estudian estas obras en el taller de restauración de madera de la Alhambra. De momento, lo que sí ha quedado descartado por completo es que esas figuras fueran realizadas con posterioridad a la elaboración de la ornamentación de las estancias en las que se encuentran. "No fueron realizadas por artesanos cristianos, fueron obra de los mismos que estuvieron a cargo de la decoración del palacio", afirma María del Mar Villafranca.

Resulta emocionante imaginar a aquellos hombres capaces de volcar todos sus conocimientos geométricos sobre una arquitectura asombrosa dibujando esas pequeñas figuras, a escondidas, como pequeñas travesuras casi infantiles que permanecen bajo la impresionante caligrafía de los versos coránicos, tras la solemnidad de las obras que pretenden ser grandes.

http://www.elpais.com/articulo/cultura/dibujos/prohibidos/Alhambra/elpepicul/20110505elpepicul_1/Tes

Monday, April 25, 2011

¿El Islam es más progresista que el cristianismo respecto al sexo?

25 ABR 2011 10:06
 
BEIRUT.- Malek Chebel lleva tres décadas trabajando en torno a dos conceptos que los devotos del estereotipo consideran incompatibles: Islam y sexo. El autor argelino ha dedicado una decena de libros a desmontar dicho error con títulos tan sugerentes como “El cuerpo en el Islam” (1984), “Enciclopedia del amor en el Islam: erotismo, belleza y sexualidad en el mundo árabe” (1995) o “El Kamasutra árabe” (2006).

En realidad el propósito de este erudito de la historia –doctor en Psicoanálisis, Antropología y Ciencias Políticas- es rehabilitar la “pésima imagen” que admite tiene su religión en Occidente fruto de la acción de una minoría de radicales pero también de lo que califica como “total desconocimiento” de esa fe por parte de los europeos y norteamericanos.


(Foto: Malek Chebel)

Todavía bajo la onda de choque que generó el atentado del 11/S, Chebel decidió acuñar el concepto de “Islam de la luces” para contrarrestar la tendencia oscurantista de grupos como Al Qaeda y promover una reforma de este credo basada en 27 acciones concretas cuya última inspiración sería el racionalismo que se difundió en Europa durante la llamada Ilustración (XVIII).

No sólo aboga en este decálogo por principios como la separación de religión y política, sino por la prohibición de cualquier acto de violencia que utilice el Islam como justificación, de la “yihad” (guerra santa) entendida en su faceta militar, de las “fatuas” (edictos religiosos) que hagan apología de la muerte, de los castigos corporales o la mutilación genital. Por el contrario, el pensador musulmán defiende la promoción del estatus de la mujer y la preeminencia del individuo sobre la comunidad, como base para liberar al Islam de su faceta más dogmática.
Se trata de releer el Corán inspirados por la razón no por una fe ciega”, dice.

-PREGUNTA: ¿Por qué escribir un libro con un título que parece tan provocativo como “El Kamasutra árabe” referido a una sociedad que en Occidente se vincula con el rigorismo?

-RESPUESTA: Para luchar contra ese estereotipo porque la sexualidad es un aspecto muy importante del Islam. Es una paradoja. Pese a la enorme significación que tiene la sexualidad para los árabes y musulmanes, este aspecto de nuestra sociedad no se ve en Occidente. Me duele la apreciación desastrosa que se tiene en Europa sobre el Islam. Podemos probar que nuestra religión puede progresar y la sexualidad es una forma de hacerlo. 

La importancia de la sexualidad está recogida en el Corán y el mismo Profeta (Mahoma) dio ejemplo de cómo practicar el sexo de forma sana y activa. El Islam es incluso más progresista que el cristianismo porque este último sólo asocia el sexo a la procreación. En nuestra religión también resulta básico la reproducción y la tasa de natalidad pero está relacionado con el placer. Cuando comenzó el Islam no se sabía nada sobre la sexualidad y el proceso de fecundación. El placer era el único motivo que llevaba a la fecundación. Cuanto más placer pretendía un hombre más encuentros amorosos protagonizaba y ello llevaba a la fecundación. Por eso el Islam coloca al mismo nivel de importancia ambas etapas: placer y fecundación.

La “Sura” II (versículo) del Corán dice: “cohabitar con ellas y buscar lo que Ala ha prescrito para vosotros”.


(Foto: Portada de otro de los polémicos libros de Chebel, "Antología del vino y de la embriaguez en Islam")

-P: ¿Cómo se combina la importancia de la sexualidad de la que habla con las restricciones que enfrentan las mujeres en muchas de las naciones árabes?

-R: Los derechos de las mujeres en el mundo árabe están muy por debajo de las pretensiones y ambiciones del Islam. Pero no siempre fue así.

En el “Diccionario amoroso del las 1001 Noches” se pueden leer 900 páginas que prueban que durante la época dorada del Islam la mujer tenía un papel decisivo. Hoy en día no hemos alcanzado el nivel complejo de relaciones sexuales que se describen en esa obra, donde varias mujeres tenían relaciones con un hombre o viceversa y donde sólo se contemplaba la búsqueda del otro sin límites.
-P: Relata en sus libros que durante la era clásica del Islam se difundían libros que abordaban sin tapujos temas como la homosexualidad cuando ahora la censura es una constante en Oriente Próximo...

-R: Por supuesto. Tenemos a autores como Jahiz (su nombre real era Abu Ozman Amar) o Abu Nuwas. El primero escribió un diálogo entre dos cortesanos que defendían sus inclinaciones sexuales. Uno prefería a los efebos y el otro a las concubinas. ¡Estamos hablando del siglo VIII!. De Abu Nuwas todo el mundo conoce sus versos: “he dejado las muchachas por los muchachos, y por el vino viejo, dejé el agua clara. Lejos del camino correcto, he tomado el del pecado porque lo prefiero”.

Toda la regresión del Islam comenzó con la derrota de 1492 y la desaparición de Al-Andalus y se acentuó con la égida del Imperio Otomano. Estos últimos dominaron Europa pero conformaron una sociedad donde se ponía el acento en la maquinaria bélica y no en la creación. Primaba el guerrero, el jenízaro, mientras que con el califa abasid Al Maamun (siglo IX) se fomentaba la sapiencia.

-P: ¿Existe algún intento en el mundo árabe por recuperar ese Islam de las luces que preconiza?.

-R: En Qatar. Es un país que defiende como yo un Islam de la luces, tolerante, abierto, de la mediación y por eso se le ha recompensado con la organización del Mundial de Fútbol. Hay que ser conscientes, por ejemplo, del papel definitivo que ha jugado en la propuesta qatarí (del Mundial) la jequesa Moza (la esposa del emir), que ha vuelto a demostrar el papel clave que juega en la lucha por reafirmar el papel de las féminas en esta región. Es cierto que forma parte de la élite y que no todas las mujeres de Qatar son como ella, pero sienta un precedente. Pensemos en los países del entorno. Ni siquiera sabemos quienes son las mujeres de los gobernantes, no las vemos, son como invisibles.
Pienso que la Copa del 2022 puede cambiar la apreciación que se tiene de los árabes y del Islam, y transformar las relaciones entre Oriente y Occidente.

En realidad es una tendencia que se observa en otros lugares del Golfo como Abu Dhabi. Son un viento de esperanza, aunque a muy largo plazo. Necesitaríamos un siglo entero en esta dirección para que pudiera surgir allí algo que nos recordara a Al Andalus. Qatar dedica enormes cantidades de dinero a la investigación y apuesta por la promoción del conocimiento. Pero todavía estamos ante una cultura importada. Todo se compra, no existe nada original. En la cultura andalusí los propios príncipes eran los creadores y la gente acudía allí para inspirarse. No lo hacía bajo el reclamo del dinero.


(Foto: El jeque Hamad Bin Khalifa al-Thani, líder de Qatar, enarbola la Copa del Mundo)

-P: ¿Qué opina de la polémica que se ha generado en Europa en torno al uso del velo o el Burka?

-R: Es algo ridículo por las dos partes. Llevo años avisando sobre la progresión de los movimientos fundamentalistas y diciendo que hay que preocuparse por las barriadas (de algunas ciudades europeas), que se están apropiando de ellas. Cuando este problema se convierte en algo visible sólo queremos tratar el síntoma, no la enfermedad. El velo no es sino la consecuencia del adoctrinamiento que están sufriendo esos enclaves a cargo de predicadores fundamentalistas. En vez canalizar dinero hacia las barriadas, crear puestos de trabajo, abrir el ghetto y hacer que sus residentes se sientan ciudadanos, prohibimos el velo. Hay una fobia galopante en toda Europa hacia el Islam, pero todos los países practican la política del avestruz y dicen que eso no ocurre en su país.




-P: Pero ¿cuál es la significación del velo en el Islam?

-R: Por eso digo que esta controversia es ridícula de los dos lados. Porque el velo es algo muy secundario. Cacahuetes. El velo no existe en el Corán. Se le nombra un par de veces y se utilizan una palabra cuyo significado exacto desconocemos: “djilbab”. Tiene una veintena de acepciones. 

Puede ser un velo, una mantilla como la que usan las cristianas, el velo completo tipo “niqab”... Pero nunca había representado un problema en los XIII siglos de historia del Islam. Es una prenda que sólo se convierte en instrumento político con Joemini en 1979.

-P: ¿El carácter conservador que se asocia con el Islam es propio sólo de esta religión o un signo común a todas?.

-R: Ha ocurrido en todas las religiones pero en épocas diferentes. ¿Por qué ocurre hoy con el Islam? Porque está en crisis y lo mismo ocurre con nuestra sociedad (árabe). El problema radica principalmente en la élite política que además de carecer de legitimidad ni aprecia ni quiere promover el conocimiento y la cultura. Es más, si pudieran harían un auto de fe y quemarían todos los libros. Es una élite repleta de ignorantes, ajenos a la tolerancia y especializados en ver quien gana más dinero y de forma más rápida.

Se opone a la alternancia política y saben que la promoción de la cultura lleva siempre a la renovación de la clase dirigente, a que el pueblo exija una redistribución de la riqueza y cuestione sus desmanes. La primera generación posterior a la independencia es la más peligrosa porque les instalamos allí y les dijimos que les protegeríamos.

-P: Cuando dice, “nosotros les instalamos” ¿se refiere a Occidente?. ¿Cree que es responsable de alguna forma de la situación que enfrenta Oriente Próximo?

-R: Hay dos tipos de Occidente. El de la civilización, que defiende los derechos humanos, de la mujer, que milita por la tolerancia y el respeto. El Occidente humanista que comenzó con Voltaire o (Nicolas de) Condorcet (ambos filósofos del siglo XVIII) y que admiramos. Pero también está el Occidente político, del capitalismo y el interés propio. Ese no nos interesa. Ese Occidente es el que mantuvo a los países periféricos bajo su dominación indirecta apoyando a “amigos” como (Hosni) Mubarak.

-P: Usted aboga por la promoción de la democracia pero los expertos coinciden en que si ahora mismo se celebraran votaciones libres en el mundo árabe ganarían los partidos islamistas. ¿No es así?.

-R: Sí. A corto plazo eso sería lo que pasaría. ¿Porque ganarían? Por que frenamos el desarrollo de la democracia cuando era el momento justo, hace 50 años, cuando los partidos islamistas no eran fuertes. La oposición ha cristalizado en todo este tiempo en torno a las posturas más radicales. Si por ejemplo Argelia hubiera elegido la democracia tras la independencia no habría tenido que enfrentarse después a la crisis del fundamentalismo de los años 90. O Túnez o Marruecos. Los islamistas son el resultado del fracaso de los regímenes de partido único y del apoyo que otorgamos (en Occidente) a los dictadores. ¿De qué se alimentan? De la miseria, del trasvase de la población más pobre a las grandes urbes. Hay que mejorar la gestión y realizar un trabajo pedagógico durante años con esas poblaciones para contrarrestar su influencia.





(Foto: Las elecciones en los territorios palestinos fueron definidas por el ex presidente Jimmy Carter como las "más perfectas" en las que ha participado como observador)

-P: ¿Cómo se puede defender el ideario democrático cuando se rechazar reconocer la victoria de los partidos islamistas en elecciones como la argelina de 1990 o la de los territorios palestinos en el 2006?. ¿No es una total contradicción?

-R: Sí, lo es. El problema es que los regímenes árabes nunca quisieron jugar de verdad a la democracia. ¿Cómo es posible que sus dirigentes se mantuvieran en el poder durante décadas y después quisieran cedan el poder a sus hijos?.

http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/orienteproximo/2011/04/25/el-islam-es-mas-progresista-que-el.html

Thursday, April 14, 2011

EL MURO DE LAS LAMENTACIONES (Chiste)

Una reportera de CNN escuchó hablar de un viejito judío que había estado yendo a orar al Muro de las Lamentaciones durante muchos años todos los días, dos veces por día. Así que se fué para allá a comprobarlo. Pudo identificar al hombre finalmente mientras se acercaba al Muro de las Lamentaciones.
Lo  observó mientras oraba. Después de 45 minutos y cuando el viejito se estaba dando vuelta para irse, ella se acercó para hacerle una entrevista.

-"Disculpe señor, Soy Rebecca Smith reportera de CNN. Cuál es su nombre?"

"Morris Fishbein",respondió el hombre.          

-"Cuánto tiempo ha venido usted al Muro de los Lamentaciones?".


"Alrededor de 60 años.


-"60 años !? Es asombroso! Y quizá reza por riqueza?"

"Rezo por la paz entre musulmanes, judíos y cristianos.
Rezo porque terminen todas las guerras y los odios entre la gente.
Rezo para que los niños crezcan como adultos responsables, amando a sus semejantes".

-"Y cómo se siente usted después de estos 60 años?"
 
"Como si le hubiera estado hablando a la pared” 

Monday, April 4, 2011

Árboles 'cazados' por arañas

Una niña bajo uno de los árboles.
Las inundaciones que el pasado mes de enero afectaron gravemente a Pakistán ha convertido a las árboles del país en la nueva casa de las arañas. Los insectos se subieron a los árboles para salvarse del agua y ahora les han atrapado en sus telas de araña.

Aunque en un principio iba a ser su hogar temporal, la tardanza con que el agua de las inundaciones ha bajado, ha transformado a estos árboles de la localidad de Sindh en auténticos capullos arácnidos provocando un paisaje entre curioso, espectacular y desagradable.

Los habitantes de esta zona de Pakistán nunca habían visto antes un fenómeno similar, que además de crear este peculiar paisaje ha reducido el número de mosquitos típicos de esta zona.

Al parecer los mosquitos se quedan atrapados en las telas de araña, lo que ha reducido considerablemente su número para beneficio de los habitantes de la localidad.

Esto reduce, por tanto, los casos de malaria, lo que sería una bendición para el pueblo de Sindh, frente a las dificultades de otros tantos pueblos después de las inundaciones.

http://www.elmundo.es/elmundo/2011/04/01/ciencia/1301642237.html

Monday, February 7, 2011

Los manifestantes egipcios cuentan su historia

Estimados en cientos de miles, e incluso en millones, los egipcios han tomado las calles reclamando al presidente Hosni Mubarak que ceda el poder.

Enarbolando lemas que piden “Comida, dignidad y libertad”, muchos egipcios han decidido no marcharse hasta hacer caer el régimen. Tras varios días de muertes, protestas, violencia y saqueo, la confrontación no se ha resuelto y la crisis continúa.
[Relacionado:La batalla de Tahrir a pie de calle]

Yahoo! Maktoob ha hablado con ocho egipcios de diferentes estratos sociales. Han valorado la situación, intercambiando sus experiencias, expectativas y esperanzas.


Tamim Khalifa, 20 años, estudiante universitario:

“He estado en la plaza Tahrir tres veces desde que las protestas comenzaron. Estamos aquí para que se sepa la verdad y lograr el cambio de régimen, porque el régimen no puede cambiar de piel sin cambiar por dentro, y ahí está el presidente.”

“Es fantástico ver que nadie está asustado aquí.”

“Quiero que el presidente se marche y que un gobierno de coalición lleve las riendas del país y tutele los cambios de la Constitución hasta que podamos celebrar unas elecciones libres en septiembre. No creo que el presidente se marche, pero seguiré con las protestas.”

Mosaab El Shami, 20 años, estudiante universitario:

 “Las llamadas a la protesta en Internet me hicieron sentir que esto iba a ser algo grande, así que decidí unirme. Y el hecho de que las organizaran jóvenes en lugar de los partidos políticos fue lo que me animó a dar este paso.”

“Un chaval de instituto estaba llorando histérico, diciendo que a su hermano le habían disparado y matado por gritar ‘No hay otro Dios que Alá’ frente al ministerio de Interior. Otra persona iba invitando a todos los manifestantes que se encontraba a su boda en cuanto cayese Mubarak."
“No confío en que todos mis sueños y esperanzas se cumplan. Habrá algunos cambios para mejor, pero será un largo camino lleno de montones de obstáculos”.

Nadia El Awadi, 42 años, periodista:

"Vine a la plaza Tahrir a documentar, relatar y ser testigo de estos momentos históricos. He estado viniendo desde el 25 de enero, y ya he pasado tres noches aquí. La atmósfera en la plaza está llena de amor.”
“Por primera vez los egipcios sienten que el país les pertenece. Lo que Egipto está contemplando ahora es lo que hemos estado esperando todos estos años”.
“Este régimen pudo haber hecho algunas cosas bien en el pasado, pero eso no basta para borrar todas las cosas malas que hemos tenido que soportar. Creo que la marcha hacia la democracia nos llevará más de un año, pero espero que lo que ha sucedido nos haya puesto en el buen camino.
"Me siento como si estuviera sobre el muro de Berlín, con la democracia a un lado y la dictadura al otro, y espero que este muro caiga y podamos reconstruir Egipto.”

Mohammed Abdel-Aziz, 33 años, empresario:

“Me impresionó lo organizado y respetuoso que fue el grupo de los jóvenes del 25 de enero y lo pacíficas que fueron sus protestas. Espero que los jóvenes se calmen y se enorgullezcan de lo que han conseguido. También tienen que reagruparse y elegir un líder de entre ellos para comenzar el diálogo con el Gobierno para poder seguir avanzando”.

“El frente político va a ser testigo de una lucha por el poder diferente entre los distintos frentes en los días por venir, especialmente si se disuelve el parlamento”.

Tamer El Demerdash, 36 años, ingeniero:

“Llevo en la plaza los ultimo cuatro días. Los manifestantes mantienen la plaza limpia, comparten comida, y hay médicos llevando atención sanitaria a los heridos en el terreno.”

“Los matones nos siguen rondando. El jueves impedían a los manifestantes llevar comida o medicamentos a la plaza, los tiraban al Nilo, pero encontramos rutas alternativas para seguir trayendo suministros.”

“El presidente juega con nuestros sentimientos… y la televisión estatal egipcia está llena de mentiras. Estás usando la carta de los Hermanos Musulmanes para asustarnos, pero puedo asegurar que aunque ellos estén con nosotros, no nos están imponiendo sus ideas, y aunque lo intentaran, no les dejaríamos.”

Angham Abdel-Nasser, 19 años, estudiante universitario:
“No tengo afiliaciones políticas, pero aún así quería ir a la plaza Tahrir para participar en las protestas. Desgraciadamente mi familia no me quiso dejar por culpa de toda la violencia y los ataques a manifestantes.

“Quiero que toda la gente en la plaza Tahrir sepa que lo mejor que puede ocurrir ahora es el diálogo para alcanzar nuestros objetivos con las menores bajas posibles. Lo único que espero ahora es que el presidente Mubarak cumpla su palabra y los próximos siete meses pasen pacíficamente.”

Mohammed Tarek, 24 años:

“Vine a la plaza Tahrir junto con los millones de egipcios que están llegando de todas partes para poner fin a la humillación que viene sufriendo en las últimas décadas, y a contribuir a que Egipto se alce de nuevo.”

 “Fui testigo del terror del que fueron objeto los manifestantes por parte del régimen, antes de que intentaran manipularnos para que apoyásemos a este viejo presidente. Espero que Mubarak se marche, de hecho creo firmemente que se irá.”

Ahmed Salah, 34 años, doctor:
“Vine a la plaza Tahrir para ver yo mismo la verdad que este régimen está tratando de mancillar. Ví a los matones el miércoles entrar con camellos y caballos, y atacar a los manifestantes”.

“Había empezado como un hermoso día, e intentábamos convencer a nuestros compañeros manifestantes que habíamos conseguido lo que queríamos y que podíamos terminar las protestas, cuando empezaron los ataques, lo que lo cambió todo.”
“Quiero que los manifestantes se vayan a casa y que empiecen las negociaciones para una nueva Constitución, seguidas por elecciones anticipadas parlamentarias y presidenciales.”

http://es.noticias.yahoo.com/blogs/editorial/los-testimonios-desde-la-plaza-tahrir-ponen-voz-a-la-esperanza-egipcia-p7523.html

Thursday, February 3, 2011

"No quería matar a mis hermanos"

Mahmud tiene la cara hinchada y amoratada, sellada por un costurón que cubre el tiro que, atravesándole la mejilla y el labio, le ha partido la mandíbula. Otra bala entró y salió de su cuello sin atravesar ninguna arteria principal. Al final tuvo suerte.

El pasado viernes, el viernes de la cólera, cuando la policía antidisturbios tomaba las calles para contener a los manifestantes que pedían el fin del régimen de Mubarak, Mahmud estaba con ellos. "Me pidieron que disparara, pero no podía hacerlo. No quería hacerlo". Quiere explicarse entre susurros y al final termina pidiendo una hoja de papel donde escribir. "Estábamos tan cerca... Sabía que si disparaba mataría a alguien. No quería matar a mis hermanos".

No recuerda cómo fue exactamente, solo vio que su oficial le apuntaba y apretaba el gatillo. No sabe cuántas veces. Dos de las descargas hicieron blanco en su cabeza. Una de sus hermanas, Sayeda, cuenta que tiene 20 años, y él apunta con el dedo que tiene uno más. Después vuelve a colocar su mano bajo la cabeza para hacer el dolor más llevadero.

Lleva dos años cumpliendo el servicio militar y aquella noche estaba con los soldados del cuerpo policial de antidisturbios. Esta unidad se nutre de las clases sociales más bajas del país y recluta a jóvenes en su mayoría analfabetos que son aleccionados, en algunos casos, a partir de los 16 años. Los que no tienen estudios universitarios muchas veces entran como voluntarios tratando de esquivar la elevada tasa de paro juvenil que hay en el país. También muchos de los que cumplen el servicio militar obligatorio acaban en las filas de las fuerzas de seguridad.

La madre de Mahmud no quiere que hable con periodistas. Se golpea la cabeza y protesta. Su hermano pide que contemos su historia dando un nombre falso. Un policía de paisano registra de vez en cuando las habitaciones tratando de evitar que algunos de los heridos, "todos de bala", según el médico responsable, hablen con los medios internacionales.

Esta familia de agricultores con siete hijos vive en un pueblo de Alejandría. Hasta ayer no supieron nada de su hijo que estuvo en coma desde el viernes. Solo cuando Mohamed despertó consiguió que alguien avisara a sus padres y hermanos. "No quiero seguir en esta situación", escribe en el papel. ¿Y Mubarak? "Si tiene que irse, que se vaya", anota, "pero entre nosotros no podemos matarnos", concluye.

Muchos de los que se encuentran en este centro son policías que recibieron disparos de compañeros u oficiales que les ordenaban disparar contra los manifestantes.

Fuera de foco acepta contar su historia Ahmed. Se hace la foto y su hermano -"él aún está en estado de shock"-, relata lo sucedido. "Estaba de reserva en la zona del palacio de Abdeen, caminando hacia la plaza de la Liberación cuando les ordenaron cargar sus armas y disparar".

Él se negó a hacerlo. "Fue entonces cuando les amenazaron con un juicio militar si no obedecían las órdenes y muchos de ellos se lanzaron sin pensar", cuenta Abdala, un observador de derechos humanos que ha estado visitando los centros hospitalarios en busca de testimonios.

Las organizaciones de derechos humanos consideran que el número de muertos durante esos días podría ascender a dos centenares, los heridos superan el millar. "Uno de sus oficiales apuntó hacia él y le disparó en la barriga cuando se daba la vuelta", asegura . "Lo único que quería era acabar mi servicio militar e irme a casa", balbucea Ahmed. "No soy un asesino", añade. "Tengo cuatro hijos, queremos paz, queremos a Mubarak", grita la madre de Ahmed. "Queremos que acabe su servicio y que vuelva a casa", se lamenta.
Ahmed, alterado por el nerviosismo de la mujer, cambia de parecer y dice que el oficial iba disparando al aire huyendo de los manifestantes y que le pudo "dar por error". Su hermano niega con la cabeza. Aún le quedan dos años para saldar cuentas con la milicia y no quiere tener problemas.

http://www.elpais.com/articulo/internacional/queria/matar/hermanos/elpepiint/20110203elpepiint_7/Tes

Wednesday, February 2, 2011

El millón de El Cairo

Parece a punto de girar la gran placa tectónica del mundo árabe. En su centro, Egipto, bulle la mayor urbe del universo islámico, El Cairo; y en su corazón, la plaza Tahrir, donde en 1967 se concentró más de un millón de egipcios para rogar al gran líder panárabe, Gamal Abdel Nasser, que retirara su dimisión tras la desastrosa guerra de junio de aquel año. A las tres de la tarde de ayer aún afluían manifestantes a la plaza respondiendo a la convocatoria de la oposición para pedir esta vez todo lo contrario: la dimisión del presidente-dictador Hosni Mubarak, pero con la tácita intención de emular o batir aquella marca histórica. Y en ese alvéolo central se dirime un futuro que afectará a los movimientos de protesta democrática en Siria, Jordania, Yemen, y como en una retroalimentación, Túnez, donde un día, quizá se diga, comenzó todo.

El presidente egipcio se aferra a los vestigios del poder y, presionado por Washington que, por fin, pide democracia, trata de negociar con un movimiento que, aunque surgió con fuerza repentina tras el derrocamiento de Ben Ali en Túnez, estaba esperando su momento. Por eso, entre los que ayer desfilaban por Tahrir había dirección y pensamiento. Las organizaciones principales eran el Movimiento Seis de abril, dirigido por un técnico de la construcción, Ahmad Maher -¿un Lech Walesa?- que toma su nombre de un alzamiento duramente reprimido en Mahalla, ciudad del Delta, en esa fecha de 2008, y que está integrado por obreros del textil y sindicalistas, mayoritariamente laicos; una fuerza que se reclama de un universitario abatido por la policía; la tropilla de intelectuales y funcionarios en torno al Nobel de la Paz, Mohamed el Baradei, cabeza aparente de la protesta; y la gran masa de maniobra de la Hermandad Musulmana, integrista pero democrática, que en las últimas elecciones en las que pudo participar obtuvo 88 de los menos de 100 escaños en que competía.

Los manifestantes estaban ayer convencidos de que iban a ganar porque tras el comunicado del Ejército excluyendo toda represión, Mubarak no puede convertir la plaza en una segunda Tiananmen de Pekín, tumba de la protesta popular china en junio de 1989.

Egipto ha recorrido un largo camino para llegar hasta las puertas del gran cambio que incesantemente persigue, y del que la marcha de ayer es la última exhalación. La primera desbordó las calles en 1919 para clamar contra la potencia dominante, Reino Unido, y sus paniaguados nacionales. Proclamada en 1922 por los británicos una independencia puramente formal, la monarquía bajo la presión del primer partido moderno del país -Wafd- ensayó como respuesta un parlamentarismo de elecciones trucadas hasta que en 1952, el Ejército, nacionalista y no alineado, tomaba el poder para proclamar la república. En 1954 Nasser lanzaba la segunda tentativa instaurando un socialismo árabe, que aunque hizo la reforma agraria, y construyó la presa de Asuán para dominar el gran río, tampoco procuró libertad ni progreso. Anuar el Sadat, que le sucedió a su muerte en 1970, probó en estrecha sumisión a Washington -"querido Henry" llamaba al secretario de Estado Henry Kissinger- la infitah, o liberalismo económico, y en 1979 firmaba una paz con Israel que retiraba a Egipto del campo de batalla haciendo así imposible que ningún país árabe pudiera enfrentarse al Estado sionista. Pero la corrupción y el amiguismo llevaron a una primera revuelta que en 1977 sacó al Ejército a la calle, con un saldo que la oposición elevaba a 900 muertos.

Mubarak, sucesor de Sadat asesinado en 1981, para consolidarse ante Washington seguía prestando inestimables servicios al Gobierno de Tel Aviv con la ecuanimidad que no distingue conocido de pariente entre israelíes y palestinos, en su eterna mediación de paz y bloqueo de la franja de Gaza. Israel escruta hoy con inquietud los acontecimientos porque teme que un poder democrático en El Cairo sea mucho menos obsequioso que la dictadura. Es corriente oír de bocas israelíes que no habría conflicto con el mundo árabe si éste fuera democrático. Pero ocurre exactamente lo contrario. Si entre los árabes reinara la democracia su reivindicación de los derechos palestinos sería la misma, solo que mil veces más convincente porque estaría formulada en libertad. La suerte de Israel es que la democracia se le resista al mundo árabe. La de la plaza Tahrir, apropiadamente llamada de la Liberación, es la cuarta oleada. La larga búsqueda de un pueblo que merecía mejor suerte, podría estar tocando a su fin.

http://www.elpais.com/articulo/internacional/millon/Cairo/elpepiint/20110202elpepiint_9/Tes

Monday, January 31, 2011

Egipto: la apuesta al gatopardismo

En el día de ayer Hillary Clinton declaró ante la prensa que lo que había que evitar a toda costa en Egipto era un vacío de poder. Que el objetivo de la Casa Blanca era una transición ordenada hacia la democracia, la reforma social, la justicia económica, que Hosni Mubarak era el presidente de Egipto y que lo importante era el proceso, la transición. A diferencia de lo ocurrido en otra ocasión, el Presidente Obama no exigiría la salida del líder caído en desgracia. Como no podría ser de otro modo, las declaraciones de la Secretaria de Estado reflejan la concepción geopolítica que Estados Unidos ha sostenido invariablemente desde la Guerra de los Seis Días, en 1967, y cuya gravitación se acrecentó después del asesinato de Anwar el-Sadat en 1981 y la asunción de su por entonces vicepresidente, Hosni Mubarak. Sadat se había convertido en una pieza clave para Estados Unidos e Israel –y de paso confirió a Egipto la misma categoría- al ser el primer jefe de Estado de un país árabe que reconoció al Estado de Israel al firmar un Tratado de Paz entre Egipto y ese país el 26 de Marzo de 1979. Las dudas y los rencores que aún abrigaban Sadat y el primer ministro israelí Menájem Begin como consecuencia de cinco guerras y que tornaban en interminables las negociaciones de paz fueron rápidamente dejados de lado cuando tanto ellos como el Presidente James Carter se notificaron que el 16 de enero de ese año un estratégico aliado pro estadounidense en la región, el Sha de Irán, había sido derrocado por una revolución popular y buscó refugio en Egipto. La caída del Sha fue seguida por el nacimiento de la república islámica bajo la conducción del Ayatolá Ruhollah Jomeini, para quien Estados Unidos y toda la “civilización estadounidense” no eran otra cosa que el “Gran Satán”, el enemigo jurado del Islam.

Si la violenta eyección del Sha sacudía el tablero de Oriente Medio, no eran mejores las noticias que provenían del convulsionado traspatio centroamericano: el 19 de Julio de 1979 el Frente Sandinista entraba a Managua y ponía fin a la dictadura de Anastasio Somoza, complicando aún más el cuadro geopolítico estadounidense. A partir de ese momento, el delicadísimo equilibrio de Oriente Medio tendría en Egipto el ancla estabilizadora que la política exterior estadounidense se encargó de reforzar a cualquier precio, aún a sabiendas de que bajo el reinado de Mubarak la corrupción, el narcotráfico y el lavado de dinero crecían a un ritmo que sólo era superado por el proceso de pauperización y exclusión social que afectaba a sectores crecientes de la población egipcia; y que la feroz represión ante los menores atisbos de disidencia y las torturas eran cosas de todos los días. Por eso suenan insoportablemente hipócritas y oportunistas las exhortaciones del presidente Obama y su Secretaria de Estado para que un régimen corrupto y represivo como pocos en el mundo -y al cual Estados Unidos mantuvo y financió por décadas- se encamine por el sendero de las reformas económicas, sociales y políticas. Un régimen, además, donde Washington podía enviar prisioneros para torturar sin tener que enfrentar molestas restricciones legales y la estación de la CIA en Cairo podía operar sin ninguna clase de obstáculos para llevar adelante su “guerra contra el terrorismo.” Un régimen, además, que pudo bloquear la internet y la telefonía celular y que apenas si despertó una mesurada protesta por parte de Washington. ¿Habría sido igual de tibia la reacción si quien hubiera cometido tales tropelías hubiese sido Hugo Chávez?

Dado que Mubarak parecería haber cruzado el punto de no retorno, el problema que se le presenta a Obama es el de construir un “mubarakismo” sin Mubarak; es decir, garantizar mediante un oportuno recambio del autócrata la continuidad de la autocracia pro estadounidense. Como decía el Gatopardo, “algo hay que cambiar para que todo siga como está.” Esa fue la fórmula que sin éxito alguno Washington intentó imponer en los meses anteriores al derrumbe del somocismo en Nicaragua, apelando a la figura de un personaje del régimen, Francisco Urcuyo, presidente del Congreso Nacional cuya primera y prácticamente última iniciativa como fugaz presidente fue la de solicitar al Frente Sandinista, que venía aplastando a la guardia nacional somocista por los cuatro rincones del país, que depusiera las armas. Lo depusieron a él al cabo de pocos días, y en el habla popular nicaragüense el ex presidente pasó a ser recordado como “Urcuyo, el efímero.” Lo que ahora está intentando la Casa Blanca es algo similar: presionó a Mubarak para que designara a un vicepresidente en la esperanza de que no reeditase el fiasco de Urcuyo. La designación no pudo haber sido más inapropiada pues recayó en el jefe de los servicios de inteligencia del ejército, Omar Suleiman, un hombre aún más refractario a la apertura democrática que el propio Mubarak y cuyas credenciales no son precisamente los que anhelan las masas que exigen democracia. Cuando estas ganaron las calles y atacaron numerosos cuarteles de la odiada policía y de los no menos odiados espías, soplones y organismos de la inteligencia estatal, Mubarak designa al jefe de estos servicios nada menos que para liderar las reformas democráticas. Es una broma de mal gusto y así fue recibida por los egipcios, que siguieron tomando las calles convencidos de que el ciclo de Mubarak se había terminado y que había que exigir su renuncia sin más trámite.

En la tradición del socialismo marxista se dice que una situación revolucionaria se constituye cuando los de arriba no pueden dominar como antes y los de abajo ya no quieren a ser dominados como antes. Los de arriba no pueden porque la policía fue derrotada en las luchas callejeras y los oficiales y soldados del ejército confraternizan con los manifestantes en lugar de reprimirlos. No sería de extrañar que alguna otra filtración tipo Wikileaks devele las intensas presiones de la Casa Blanca para que el anciano déspota abandone Egipto cuanto antes para evitar una re-edición de la tragedia de Teherán. Las alternativas que se abren para los Estados Unidos son pocas y malas: (a) sostener el régimen actual, pagando un fenomenal costo político no sólo en el mundo árabe para defender sus posiciones y privilegios en esa crucial región del planeta; (b) una toma del poder por una alianza cívico-militar en donde los opositores de Mubarak estarán destinados a ejercer una gravitación cada vez mayor o, (c) la peor de las pesadillas, si se produce el temido vacío del poder que sean los islamistas de la Hermandad Musulmana quienes tomen el gobierno por asalto. Bajo cualquiera de estas hipótesis las cosas ya no serán como antes, pues aún en la variante más moderada la probabilidad de que un nuevo régimen en Egipto continúe siendo un fiel e incondicional peón de Washington es sumamente baja y, en el mejor de los casos, altamente inestable. Y si el desenlace es el radicalismo islamista la situación de Estados Unidos e Israel en la región se tornará en extremo vulnerable, habida cuenta de que el efecto dominó de la crisis que comenzó en Túnez y siguió en Egipto ya se está dejando sentir en otros importantes aliados de Estados Unidos, como Jordania y Yemen, todo lo cual puede profundizar la derrota militar estadounidense en Irak y precipitar una debacle en Afganistán. De cumplirse estos pronósticos, el conflicto palestino-israelí adquiriría inéditas resonancias cuyos ecos llegarían hasta los suntuosos palacios de los emiratos del Golfo y la propia Arabia Saudí, cambiando dramáticamente y para siempre el tablero de la política y la economía mundiales.

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=121416

Wednesday, January 26, 2011

Hartos del Faraón

En 2003 los egipcios, como la mayoría de sus hermanos árabes, fueron unánimes: rechazaron la pretensión de Bush de "llevar la democracia" a Irak a lomos de bombarderos, misiles y carros de combate. Lo dijo, por la cuenta que le traía, el autócrata Mubarak. Lo dijeron, considerándolo como una ingerencia de los cruzados judeo-cristianos en los asuntos de la umma, los islamistas más o menos moderados de los Hermanos Musulmanes. Y lo dijeron alto y claro reformistas y demócratas como el escritor Naguib Mahfouz, el cineasta Youssef Chahine y el sociólogo Diaa Rachwan.

A estos últimos, como es habitual, se les prestó escasa atención en Estados Unidos y Europa. Y sin embargo, lo que declaraban era muy interesante: imponer la democracia en el mundo árabe por la fuerza de las armas occidentales era una colosal chaladura; esta vía, amén de inmoral, era contraproducente, sólo podía contribuir a dar argumentos y reclutas a los islamistas y hasta a los yihadistas. Las libertades sólo llegarían a los países árabes por movimientos nacidos en su interior, aunque, eso sí, los occidentales, podían ayudar, y mucho, de dos maneras: apretando las clavijas a los regímenes autocráticos y expresando de modo ostensible su compromiso con los demócratas marroquíes, argelinos, tunecinos, egipcios, sirios, jordanos, etc.

Pues bien, ayer, martes, miles de valientes egipcios ocuparon la plaza de Al Tahrir, en el corazón de El Cairo, gritando "Libertad, libertad, libertad", exigiendo la salida de Mubarak y condenando su desvergonzada pretensión de dejarle en herencia a su hijo Gamal la presidencia de la república. Seguían el ejemplo de sus hermanos tunecinos, que acaban de derrocar al dictador Ben Alí y han abierto en su país un proceso difícil, convulso y esperanzador de transición a la democracia.

Se confirmaba así lo anunciado en la tarde del 14 de enero, la de la caída de Ben Alí: las juventudes urbanas de los países árabes del norte de África, mayoritarias demográficamente, comparten la misma sed de libertad, trabajo y dignidad, y están informadas, gracias a las televisiones por satélite (las occidentales y Al Yazira) y a Internet, de lo que ocurre en su entorno y en todo el planeta. El éxito inicial de la revolución del jazmín y la sangre de Túnez iba a despertar sus esperanzas, así que los regímenes autoritarios, en especial los de Argelia y Egipto, debían prepararse para afrontar un período de turbulencias.

En el caso argelino, el recuerdo de la atroz guerra civil que asoló el país en los noventa puede ser un freno a los movimientos contestatarios; en el egipcio, el ejemplo tunecino llueve sobre mojado: en los últimos años las protestas juveniles, democráticas y sindicales han ido aflorando de modo persistente pese a la ferocidad de la represión.

Ayuda a entenderlo El edificio Yacobian. La novela de Alaa Al Aswany que dio origen a la película homónima, es un excelente retrato de El Cairo contemporáneo, una ciudad ruidosa, contaminada y superpoblada, cuya gente lucha a diario por un plato de habas sin perder el humor. Sus gobernantes no les ofrecen a los cairotas los niveles más elementales de libertad y trabajo, pero sí un trato burocrático y humillante y un ejemplo bochornoso de corrupción. Tres datos básicos dan la medidade lo que estamos hablando: Egipto, con 81 millones de habitantes, es el país más poblado del mundo árabe; la media de edad de sus habitantes es de 24 años, y su renta per capita es de 6.000 dólares anuales, cinco veces inferior a la española. Un polvorín.

Pero los demócratas egipcios lo tienen aún más difícil que los tunecinos. Si el apoyo occidental a la revolución del jazmín y la sangre ha sido escaso o nulo, lo será aún menos a las protestas democráticas del valle del Nilo. Para Estados Unidos, es crucial disponer ahí de un régimen policial sólido que garantice la seguridad de Israel, y por eso le regala anualmente miles de millones de dólares desde la firma de los acuerdos de paz de Camp David, en 1978. Y al establishment europeo le paraliza el miedo a que la caída de Mubarak supongala llegada al poder de los Hermanos Musulmanes. Europa sigue actuando en base a la errónea idea de que la autocracia es la única alternativa posible a la teocracia en el norte de África.

Hay, no obstante, algún elemento esperanzador. En la noche del martes al miércoles, con la policía aún dispersando a los manifestantes cairotas, Obama, en su discurso del Estado de la Unión, dijo algo que le honra a propósito de la revolución tunecina: "El deseo del pueblo ha demostrado ser más fuerte que el puño del dictador". Y añadió: "Permítanme decirlo con claridad: Estados Unidos apoya al pueblo de Túnez y las legítimas aspiraciones democráticas de todos los pueblos". Va mucho más lejos que los líderes europeos.

Se habla de la influencia de Twiter y Facebook en las protestas democráticas norteafricanas. Y es cierto que esas redes sociales están desempeñando un importante papel a la hora de transmitir informaciones y convocatorias, aunque, a la hora de la verdad, la protesta siga haciéndose a la vieja usanza: en la calle, enfrentándose a la policía y pagando un elevado precio de sangre.

No se habla tanto, en cambio, de la influencia de Obama y su discurso de El Cairo de junio de 2009. Es probable que algún día se subraye que, al proclamar el fin de la visión de Bush del choque de civilizaciones entre el islam y Occidente, al expresar un profundo respeto por los árabes y musulmanes y al manifestar que el principio fundamental de la revolución americana, la igualdad de todos los seres humanos en su aspiración a la libertad, la justicia y la búsqueda de la felicidad, también es de aplicación a la umma, Obama estuviera contribuyendo a un cambio histórico.

En 1981 un oficial islamista egipcio llamado Al Islambuli asesinó al rais Sadat durante un desfile militar. "He matado al Faraón", proclamó al ser detenido. Dos años antes la revolución jomeinista había triunfado en Irán. Fueron dos acontecimientos que marcaron el comienzo del ascenso del islamismo político en el mundo árabe y musulmán. Hoy, sin embargo, podemos formular razonablemente la pregunta que se hace el especialista Olivier Roy en un reciente artículo sobre Túnez: "¿Dónde han ido a parar todos los islamistas?". Siguen ahí, sin duda, pero es posible que la marea teocrática iniciada hace más de tres décadas esté comenzando a recular.

Lo seguro, en todo caso, es que los demócratas egipcios están hartos del actual Faraón.

http://www.elpais.com/articulo/internacional/Hartos/Faraon/elpepuint/20110126elpepuint_15/Tes